Desarrollo de la sexualidad
La sexualidad es un fenómeno muy amplio y como conjunto de sucesos físicos, emocionales y conductuales, marca de forma decisiva al ser humano en todas las fases de su desarrollo. El concepto de sexualidad comprende tanto el impulso sexual, dirigido al goce inmediato y a la reproducción, como a los diferentes aspectos de la relación psicológica con el propio cuerpo y de las expectativas sociales y el rol de género en la vida cotidiana. La sexualidad va mucho más allá de la finalidad reproductiva y de las normas o sanciones que estipula la sociedad (Amaro, 2005).
Componentes del desarrollo sexual
El desarrollo sexual integra la identidad sexual, la diferenciación sexual y los juegos sexuales. La sexualidad infantil se le atribuye a Freíd (1905), quien afirmaba que los niños mostraban conductas sexuales desde recién nacidos; aquí el niño utiliza su sexualidad no sólo como fuente de placer, sino también como fuente de conocimiento, siendo este un medio para comprender el mundo, divertirse, relacionarse, conocerse a sí mismo y conocer a los demás.
La diferenciación sexual ocurre primero a nivel genético en la fecundación, siendo determinado por antígenos y genes codificadores de proteínas específicas.
La identidad sexual es la sensación personal de sentirse hombre o mujer, la cual generalmente se consolida alrededor de los tres años y que se relaciona con el posterior inicio de las conductas denominadas rol de género (Hernández, 2008).
En los juegos sexuales infantiles se trata de descubrir el propio cuerpo y también las similitudes y las diferencias con los demás. El tocarse es un ejercicio de exploración de texturas y de sensaciones. Estos juegos consisten en: caricias, besos, juegos sobre parejas y de exploración (Hernández, 2008).
Factores o variables de las que depende y/o afectan al desarrollo sexual
En el desarrollo de la sexualidad infantil intervienen diversos factores entre los que podemos destacar el genético-biológico y el ambiental. El sexo biológico está determinado desde el momento de la concepción. Si el espermatozoide que fecunda al óvulo es Y, dará como resultado un varón y si es X, una mujer.
La síntesis de hormonas sexuales (estrógenos y testosterona) y la cantidad que es liberada en el organismo durante el crecimiento es un factor que está presente desde la fase prenatal, pues durante la gestación, el embrión masculino las libera para diferenciar sus estructuras sexuales de las femeninas. Después de nacer, las hormonas continúan influyendo en el desarrollo desencadenando cambios físicos y mentales, especialmente durante la pubertad (Rice, 1997) que influyen en la creación de la identidad sexual. Otro factor genético-biológico es el desarrollo del cerebro como parte del sistema sexual (Perinat, 2007). Existe evidencia de diferencias entre estructuras cerebrales de hombres y mujeres tales como el hipotálamo. El cerebro también tiene relación con el comportamiento sexual referente a la reproducción y a otras costumbres y habilidades adquiridas durante la evolución y la adquisición de la cultura contribuyendo con ello al desarrollo de la identidad sexual y afectiva de las personas.
El factor ambiental tiene relación con la sociedad en la que nació el infante y la cultura que ésta posee, la enseñanza de roles hombre-mujer por parte de los padres y de los pares y la cantidad y calidad de la comunicación que tienen los padres con sus hijos acerca de sexualidad e identidad sexual (Perinat, 2007; Rice, 1997).
En el proceso de socialización sexual o socialización diferencial (Kagan, 1976) los niños se identifican con sus respectivos géneros de diferentes modos, dependiendo de la cultura en la que estén inmersos, la cual condicionará las percepciones, actitudes y comportamientos de la sociedad hacia ellos, motivando la diferenciación masculino-femenino a través de distintos tratos, vestimenta, juguetes, colores, entre otros (Perinat, 2007). A los dos años de edad, cuando los infantes adquieren la capacidad de establecer categorías, se ven a si mismos como hombres o como mujeres, interiorizando luego sus respectivos roles para adaptarse a la cultura y lograr ser miembros funcionales en la sociedad (Perinat, 2007).
En todo el proceso de brindar educación sexual a los niños desde temprana edad es fundamental la comunicación de calidad, responsabilidad a cargo principalmente de los padres y del colegio (Byers et al, 2003a, 2003b; Croft y Asmussen, 1992; Weaver, Byers, Sears, Cohen, y Randall, 2002, citados en Byers, Sears y Weaver, 2008). A través de tal comunicación los niños adquieren gran cantidad de información vital acerca de su identidad sexual, los roles anteriormente descritos, nociones morales, entre otros (Byers, Sears y Weaver, 2008).
Diversos estudios han demostrado que la comunicación que los padres establecen con sus hijos está fuertemente influida por la que recibieron ellos de sus padres (Fisher, 1990; Kniveton y Day, 1999; Lehr, Demi, DiIorio, y Facteau, 2005, citados en Byers, Sears y Weaver, 2008). La calidad de esta comunicación también depende de la educación que recibieron por parte del colegio. Los padres que recibieron una mejor educación sexual en el colegio están mas aptos para educar sexualmente a sus hijos (King, Parisi, y O'Dwyer, 1993, citados en Byers, Sears y Weaver, 2008). Pueden hablarles con más confianza y con las palabras correctas acerca de aspectos biológicos como no biológicos sobre la sexualidad tales como nombres correctos de las partes del cuerpo, decisiones acerca de tener o no relaciones sexuales en el futuro, valores, etc. (Byers, Sears y Weaver, 2008). Cuando los niños cuentan con toda esta información, pueden formarse la imagen de sexo, género y rol que la sociedad espera de ellos.
Teorías sobre el desarrollo sexual
Teoría Psicosexual: Freud (1905) propuso que los primeros años de vida son decisivos en la formación de la personalidad. A medida que los niños desarrollan conflictos entre sus impulsos biológicos innatos relacionados con la sexualidad y las restricciones de la sociedad, experimentan el complejo de Edipo/Electra y logran la identificación sexual del rol de género, desarrollando los 3 componentes básicos de la personalidad:
a) Id: corresponde a la fuente de caprichos y deseos, el yo instintivo. Se guía por el principio del placer.
b) Ego: representa la razón o el sentido común. Se rige por el principio de la realidad y permite equilibrar la personalidad.
c) Superego: expresión de las prohibiciones, leyes y normas, incluye la conciencia e incorpora sistemas de valores y deberes aprobados por la sociedad.
El niño atraviesa además por 5 etapas en su desarrollo sexual:
1. Etapa oral (del nacimiento a los 12 -18 meses). La principal fuente de placer del niño se orienta hacia las actividades de la boca, como chupar y comer.
2. Etapa anal (de los 12-18 meses a los 3 años). La retención y expulsión de las heces produce placer en el niño. La zona de gratificación es la región anal.
3. Etapa fálica (de los 3 a los 6 años). Época del "romance familiar", el complejo de Edipo en los niños y el de Electra en las niñas. La zona de gratificación se desplaza hacia la región genital.
4. Etapa de latencia (de los 6 años a la pubertad). Etapa de transición. Los jóvenes comienzan a adoptar los roles de género y desarrollan el superego. Pueden socializarse, desarrollan habilidades y aprenden acerca de ellos mismos y de la sociedad.
5. Etapa genital (adolescencia y edad adulta). Los cambios fisiológicos de la pubertad realimentan la líbido, energía que estimula la sexualidad. Relaciones heterosexuales y exogámicas.
Teoría del Aprendizaje Social: Sostiene que los niños y niñas adquieren su identidad de género y conducta moral identificándose con modelos, especialmente a las que perciben como cariñosas, poderosas y parecidas a sí mismos. La identificación es la adopción de las características, creencias, actitudes, valores y conductas de otra persona o grupo. Los padres constituyen modelos importantes durante la infancia, aunque también influyen los modelos del barrio, de la escuela-guardería y los medios de comunicación. Los progenitores también tratan en forma distinta a los niños y niñas desde el momento en que conocen su sexo. A ésta actitud se le llama socialización diferencial y repercute tanto en la identidad como en el rol de género (Kagan, 1976).
Teoría Cognoscitiva Evolutiva: Según Kohlberg (1966) el desarrollo de género es paralelo al desarrollo intelectual, las niñas y los niños menores de 3 años tienen una visión simplificada del género. Ellos pueden creer que basta con ponerse una falda o una peluca para que un hombre se transforme en mujer. El niño o niña aprende primero el rótulo de niño-niña de la misma manera como aprende los rótulos para cama, juguetes, etc. Posteriormente, aprende otras características que le dirán cuándo una persona es hombre o mujer, aparentemente no utilizan las diferencias genitales hasta los 5 ó 6 años. Solo cuando comprenden que el género es una característica permanente estarán en condiciones de configurar una sólida identidad de género donde el niño o niña comprende, mediante la observación y la imitación que hay determinadas conductas que convienen mejor para uno u otro sexo.
A diferencia de la teoría del aprendizaje esta teoría sostiene que el niño copia el comportamiento de los adultos, no para obtener recompensa, sino para lograr su propia identidad (Kaplan & Sedney, 1980).
Teoría del esquema de género: Según Bem (1981), la motivación de los niños pequeños para comportarse de forma apropiada al género deriva de sus esquemas de género, de las formas como organizan su conocimiento sobre las personas en términos de categorías y evaluaciones basadas en el género. Los niños adquieren los esquemas de género muy pronto en la vida porque nuestra sociedad establece muchas distinciones que pequeños pueden comprender con facilidad.
Tan pronto como empiezan a darse cuenta de los esquemas de género y se pueden etiquetar a sí mismos con exactitud como varones o hembras, intentan ajustarse a estos esquemas y utilizarlos para evaluar la conducta de los demás. Su ajuste a las normas del género se deriva más de su propia autoaprobación que de las reacciones de los demás (Bussey & Bandura, 1992).
Investigaciones al respecto
Conflictos de la identidad sexual en la infancia
En el origen infantil de la orientación homosexual varios trabajos hacen alusión a la correlación existente entre el comportamiento homosexual del adulto y sus manifestaciones en la infancia. Una disconformidad latente respecto del género durante la infancia puede ser factor detonante de ésta relación (García, 2003).
Dentro de los factores, diferentes estudios señalan que existe una asociación entre factores ambientales y variaciones de la identidad sexual; por ejemplo, la presencia de homosexuales en la familia, el divorcio, la enfermedad mental de los padres, los conflictos relacionales graves, las relaciones incestuosas o el hecho de que los niños sean adoptados. Los factores biológicos proponen una perspectiva no ambiental, sino temperamental. Se postula que un descenso de testosterona en períodos críticos del desarrollo, como es el postnatal, prolonga la hiperprolactinemia, afectando a núcleos hipotalámicos, que influyen sobre el comportamiento psicosexual.
Por su parte, se considera también factor la relación vincular que se da entre la madre y el niño. Se puede presentar una madre para quien el hijo es todo o un hijo para quien la madre lo es todo (tanto lo único que tiene o su agresora); al mismo tiempo aparece un padre amenazante, temido y castrante, o bien un padre descalificado, menospreciado o castrado. Esta vivencia de peligro que amenaza su narcisismo, le empuja a elegir su imagen propia como objeto de amor. La identificación homosexual es una forma de crear un medio que le identifica o separa del ser querido/odiado (Lacan, 1977 citado en Conflictos de la identidad sexual en la infancia, 2003).
Desórdenes sexuales en la infancia: enfoque terapéutico
El interés del niño por el sexo nace muy temprano, aún antes de que pueda manifestarlo con palabras. Cuatro son los factores principales que influyen en la actitud del niño hacia el sexo (García, 2003):
1. Contribución hecha por el lenguaje: los niños se muestran sensibles e interesados por determinadas palabras desde muy pequeños. Han visto como alguien ha sido reprendido por usar “esas” palabras, han observado la incomodidad de los mayores al oír “estas” palabras, etc. El niño en forma intuitiva y, como defecto de crianza, entiende que hay partes que “no se nombran”, cosas de las que “no se habla”, etc.
2. Edad: la idea que el niño puede tener del sexo, las relaciones sexuales, etc. está limitado por su desarrollo intelectual, por tanto la información necesaria para satisfacer su curiosidad tiene que ser adecuada a su capacidad de comprensión y su interés.
3. Socialización: el interés por el sexo es estimulado por el contacto y la discusión con otros niños. Como ya hemos visto, cuando el mundo del niño se amplía y sale del hogar lleva sus inquietudes al grupo para intercambiar opiniones, asegurar sus conocimientos y, si es posible, mejorar su prestigio social, en calidad de joven consultor e informante.
4. Actitud del niño hacia el sexo: los niños muchas veces se dan cuenta de sensaciones genitales que les causan placer, si estas sensaciones se repiten con cierta frecuencia su atención se dirigirá cada vez más hacia sus órganos sexuales. En algunos niños se observan erecciones frecuentes desde los primeros meses de vida; por lo general se relacionan con la micción pero no es raro que sean resultado de la manipulación por parte del niño.
Tendencia del desarrollo puberal en escolares de la región metropolitana de Chile
En el ciclo vital, el desarrollo de la niñez termina cuando de súbito llega la etapa de la pubertad; ésta se encarga de concluir a fuerza biológica la conducta psicosexual del niño. Curiosos datos se han puesto en la palestra en los últimos años (Burrows, Ceballos, Bargueño y Muzzo, 2010):
A nivel mundial, hay una tendencia a mayor peso, estatura y presentación más temprana de la pubertad y menarquia en los niños. La edad de la menarquia era de 17 a 18 años a mediados del siglo XIX, sin embargo disminuyó a 14 años a comienzo del siglo XX y ha llegando a los 12 años 6 meses a mediados de siglo; todo esto consecuencia de una mejoría en la nutrición y en las condiciones de vida.
El primer estudio chileno sobre pubertad lo realizó la Dra. Eloisa Díaz en el año 1886. Investigó la edad de la menarquia en 4.600 mujeres entre los 8 y los 21 años, observando que en el norte de Chile la menarquia se presentaba mayoritariamente entre los 12 y 14 años, en la zona central entre los 13 y 16 años y en el sur, entre los 14 y 16 años. Concluyó que factores climáticos y nutricionales, podrían explicar la menarquia más temprana de la mujer nortina (Burrows et al., 2010).
Entre los factores genéticos se encuentran las migraciones y mezclas raciales, entre los ambientales, la nutrición, la actividad física y disruptores endocrinos que tendrían un rol fundamental en la partida temprana de la pubertad mundial de los últimos 60 años. Diferentes estudios coinciden en esta tendencia, así como en su asociación con el sobrepeso especialmente en las mujeres. El estudio de Bogalusa (Bogalusa Heart Study) muestra que la menor edad de menarquia en las norteamericanas se asocia a un mayor IMC, aunque habría también determinantes étnicos que explicarían la lenta partida de la pubertad en niñas de raza negra. En los varones, la relación con el peso corporal se ha descrito en forma inversa (Burrows et al., 2010).
Violencia sexual en jóvenes de 10 a 19 años
En ésta trascendental etapa del ciclo vital el individuo está seriamente amenazado por incidencias sexuales negativas en diferente grado. Entre tantos funestos ejemplos, cabe destacar que, en Canadá, la tasa global de indagaciones por maltrato infantil para 1998 fue de 21,5 por 1000 niños (Restrepo, Salcedo y Bermúdez, 2009).
Siempre se ha tenido el problema que para la mujer el abuso sexual es más reiterativo. Según datos de varias investigaciones, la mayoría de las mujeres jóvenes señalan que su primer contacto sexual se produjo bajo coerción, en el período de los 8 a los 14 años (Restrepo et al., 2009).
En Colombia el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias ha reportado cifras de denuncias que alcanzan un 4,0 % del total de los reconocimientos médicos legales practicados por todas las sedes del INML y CF (1995-2001). En ellos el mayor porcentaje, 86,2 %, son mujeres; más del 80,0 % de los casos agredidas por un conocido, familiar o amigo. El grupo de edad más afectado es el de 10-14 años con un 37,0 % (Restrepo et al., 2009).
Cabe destacar también que ha aumentado el incremento de varones abusados sexualmente. Este suceso se verifica en Colombia a través de las estadísticas de atención del INML y CF, en donde se observa que han aumentado en los últimos tres años las denuncias por parte del género masculino, siendo maltratado el grupo etario de los 10 a 14 años, siendo el 2006 el año con mayor número de casos denunciados a nivel nacional (Restrepo et al., 2009).
Acercamiento moderno del adolescente a la sexualidad
Aunque históricamente la tarea de instruir a los adolescentes sobre el sexo ha sido responsabilidad de los padres, en la práctica se ha comprobado que la comunicación paterno/filial en materia sexual puede estar mediatizada por las inhibiciones de los padres o por las diferentes tensiones entre ambas generaciones (Amaro, 2005). Según estudios realizados, está demostrado que una gran mayoría de niños no reciben ninguna información sobre materia sexual por parte de los padres (la materia en sexualidad obtenida por ellos proviene generalmente de por parte de la escuela, pares, etc.) (Amaro, 2005).
Las lacras sociales vinculadas al tema de la sexualidad están estimuladas en el mundo moderno por la descripción o exhibición explícita de actividad sexual en literatura, cine, fotografía, Internet, etc., con el fin de estimular el deseo instintivo del contacto sexual, más a nivel animal, primitivo, que vinculado a sensaciones estéticas afectivas o emocionales (Amaro, 2005).
Maltrato infantil
El desarrollo de la persona puede verse afectado por distintos eventos, uno de ellos es el maltrato infantil. Soriano, Grupo PrevInfad & PAPPS Infancia y Adolescencia (2009) reconocen el maltrato infantil como:
Se considera el maltrato infantil como toda acción, omisión o trato negligente, no accidental, que priva al niño de sus derechos y su bienestar, que amenaza o interfiere en su desarrollo físico, psíquico o social y cuyos autores son personas del ámbito familiar…Todos los subtipos de maltrato dan lugar a diversos trastornos de la conducta emocional, social, delictiva o de la conducta sexual, consumo de drogas ilegales o ideas suicidas (p. 121).
Los abusos sexuales pueden generar diversas dificultades en el desarrollo humano, y pueden ser muy problemáticos cuando se dan en la infancia. Soriano et al (2009), definen el abuso sexual como:
Cualquier comportamiento en el que un menor es utilizado por un adulto u otro menor como medio para obtener estimulación o gratificación sexual. Se incluyen el voyerismo, exhibicionismo, tocamientos y penetración. También la inducción de un menor a la prostitución por parte un familiar, aunque la relación sexual se mantenga con terceros (p. 122).
Calidad de vida y problemática sexual
Existe una importancia relación entre una vida sexual normal, tanto en temáticas de salud como de comportamiento en la infancia, juventud y adultez, con una educación de calidad. Como lo advierten los estudios e investigaciones de Carvajal, Essien, Rey y Bardales (2007), una mala calidad de vida puede llevar a problemas de drogadicción, delincuencia, prostitución, etc., todos inconvenientes que impiden una buena relación y comunicación entre los padres y sus hijos; una incomunicación que afecta directamente en el aprendizaje sexual y afectivo. Es así como los jóvenes suelen experimentar y descubrir la problemática sexual por si mismos, desconociendo los riesgos, que una buena educación hubiese prevenido. Otro punto importante para mencionar, que conlleva directa relación, es con las enfermedades que están relacionadas con este desorden de conductas sexuales, enfermedades que según Camejo, Mata y Díaz (2003), pueden estar relacionadas con tales hábitos.
Relacionado en cierta medida a lo anterior, la investigación realizada por Faílde, Lameiras y Bimbela (2008) concluye por su parte que por lo general las relaciones sexuales entre jóvenes (tanto hombres como mujeres), es de casi una misma frecuencia, difieren en los cuidados que tienen al momento de referirse a que y cuando utilizar métodos de prevención anticonceptiva.
Conclusiones
El desarrollo sexual en la infancia es un tema a investigar relativamente nuevo. Antes de las primeras teorías psicosexuales de Freud se pensaba que los niños no tenían sexualidad.
A pesar de que se han realizado muchas investigaciones, aún es difícil establecer una definición clara del concepto debido a la variedad de teorías tan diversas que lo explican. Gracias a esas investigaciones se ha descubierto, por ejemplo, que la influencia sociocultural pesa más que la biología en la mentalidad de los niños, quienes deben adaptarse a un sinnúmero de normas sociales y pautas de comportamiento que cambian continuamente y que difieren de una sociedad a otra. Todas las teorías que explican situaciones como ésta concuerdan en que los primeros años son decisivos para el establecimiento de patrones que guiarán el desarrollo sexual posterior. Pero se diferencian en aspectos como: si se ha de dividir en etapas el desarrollo, influencia del medio social y el desarrollo de su aparato cognitivo. Se hace necesaria una integración de estas teorías para lograr tener una visión completa del desarrollo sexual en la infancia, pues los daños que provoca la ignorancia en los niños acerca de sexualidad repercuten en toda la sociedad.
Supuestos teóricos
Se considerará la importancia del factor ambiental en el desarrollo sexual. Diversas investigaciones han demostrado que el establecimiento del concepto de género en los niños depende de la sociedad y de la cultura en la que nacieron, más que del sexo biológico como tal, pues éste no adquiere importancia hasta que los niños se ven a ellos mismos como varones o mujeres, lo cual es resultado de un aprendizaje social y de la organización de estos aprendizajes en estructuras cognitivas.
Relacionado con lo anterior está el establecimiento del rol según el género que poseen. Actualmente se han observado problemas con el establecimiento de roles e identidad sexual, ya que los cambios rápidos de ésta época no le han permitido a los niños adaptarse a una sociedad en la que los roles ya no son inherentes a un sexo biológico si no que dependen de decisiones que las personas toman para sus vidas.
Referencias
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